Un libro como un bloque de motor: frío, brillante, preciso. «Ferrari XL» no solo quiere narrar, sino también encarnar. Es menos una declaración de amor que un monumento: un testimonio de la idea de perfección, del gusto por el riesgo y de la estética de lo inquebrantable.
El objeto como máquina
Pocos libros exhiben tan abiertamente su origen técnico como «Ferrari XL». Es un artefacto que no se lee, sino que se arranca. La presión sobre la cubierta se asemeja al encendido de un motor. Gran formato, lino rojo, estampado en cromo: con esta obra, Benedikt Taschen no ha producido una enciclopedia, sino una máquina para la admiración. Cada página es una explosión controlada de laca, metal y nostalgia. Se percibe cuánto desea el libro ser visto, y cómo se consume por completo en su propia puesta en escena. En esta obsesión por el material hay una confesión: este libro celebra menos el movimiento que la superficie, el brillo más que la velocidad.

mecánicos trabajando en un clásico Ferrari de Fórmula 1.
© Taschen Verlag
El mito como narración
Pino Allievi y Alessandro Giudice escriben con la precisión de cronistas, pero con el tono de sacerdotes. No hablan de coches, sino de revelaciones. Enzo Ferrari aparece como una figura metafísica, mitad profeta, mitad tirano. El lenguaje evita la distancia; se entusiasma, invoca y dorada cada imagen. A veces suena como si fuera menos un ingeniero que el creador de una física propia. Y sin embargo, el libro sigue siendo un documento del anhelo de control: la belleza de la máquina como respuesta a la imprevisibilidad de la vida. Mientras otras obras analizan la ambivalencia del poder técnico, «Ferrari XL» la transforma en una forma de fe.

detrás de la edad de oro del motorsport de Ferrari.
© Taschen Verlag
La imagen como sobrecogimiento
Fotógrafos reconocidos como Rainer Schlegelmilch y Louis Klemantaski ofrecen iconos en lugar de ilustraciones. Sus imágenes están tan perfectamente compuestas que casi desplazan la realidad. Cada curva se convierte en un gesto, cada sombra en prueba de proporciones divinas. La obra de Ferrari es venerada aquí con tal intensidad que se convierte en un espejo de su propia adoración. Este pathos no es inocente, porque la estética del libro es la estética del poder: una mirada que no pregunta, sino que triunfa. El espacio visual se asemeja a un museo de la mirada masculina, donde técnica y deseo se entrelazan hasta volverse indistinguibles.

documentos oficiales y primeras imágenes de los años formativos de Enzo Ferrari.
© Taschen Verlag
El lenguaje de la exaltación
Incluso el prólogo de John Elkann se lee más como un legado que como una introducción. El nieto del patriarca de Fiat, Gianni Agnelli, recuerda cómo se subía a escondidas al F40 rojo de su abuelo. El rugido del motor se convirtió para él en una liturgia, en un «emocion especial» que nunca pudo olvidar. El mismo pathos recorre los textos de Piero Ferrari, en los que la imagen del padre se transforma en un símbolo distante – intocable y apenas cuestionado. En estas voces habla la conciencia de una marca que piensa en mitos en lugar de historias.

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Cámara lenta de un mundo que se desvanece
Con su opulencia, el libro rinde homenaje de manera coherente a su propio mito. Todo es rendimiento, elegancia y triunfo, sin rastro alguno de escepticismo. Cada página remite a un mundo en el que la técnica no solo funcionaba, sino que encarnaba un ideal propio. «Ferrari XL» celebra la idea de perfección y no sus límites. Invoca la memoria de una época desaparecida, en la que el progreso poseía un brillo estético y no generaba conflictos morales. La importancia del libro reside en la documentación de un mundo moldeado por la técnica, hoy ajeno para nosotros, en el que la velocidad significaba mucho más que una promesa.
Recomendación de lectura
Ferrari (ed.), Ferrari. TASCHEN, 2025, 688 páginas, 125 EUR.








